
"Bajo el cielo todos los hombres somos iguales”, son las palabras escritas en el portal de ingreso al Barrio Chino.
Justamente, bajo ese precepto, millares de inmigrantes chinos llegaron hasta las costas peruanas para luego establecer en el corazón de Lima un pedazo de la tierra que abandonaron al cruzar la inmensidad del océano. Ahora, los descendientes de estos son parte del rítmico y acelerado latir de nuestra capital.
Años atras, los primeros chinos comenzaron a asentarse en los alrededores del Mercado Central. Muchos eran ex trabajadores que, una vez finalizados sus contratos, decidieron no reintegrarse, mientras otros formaban parte de la segunda oleada de inmigrantes. Es así como van dando forma a un barrio muy particular, cuyo nombre, Capón, se origina en el virreynato, cuando la séptima cuadra del jirón Ucayali era conocida como lugar de venta de cerdos capones.
Pequeños comerciantes, panaderos y sobre todo cocineros llegaron al Barrio Chino, convirtiéndolo no sólo en el delicioso centro de la mejor gastronomía china y lugar de intensa actividad comercial, sino en una zona con ricas manifestaciones culturales, de tradición, filosofía y credos religiosos. Se constituyó así en un pedazo de China en el corazón de Perú.
Al atravesar el arco de ingreso de la Calle Capón, encontramos, 30 mil baldosas rojas salpicadas con las figuras de los doce animales del calendario chino y el ideograma de la Doble Felicidad en el eje central. En estas baldosas, cualquier persona puede hacer grabar su nombre o algún mensaje para perennizarse en el tiempo.
En la calle Capon, adornado con jardineras, faroles y casetas de diseño oriental, la vitalidad económica se muestra: bancos, chifas, salones de té, casas comerciales, importadoras, farmacias y otros establecimientos, siempre lleno de gente que acude en busca de alguna satisfacer alguna necesidad.
El contraste lo ponen los templos y asociaciones chinas. En el interior de sus edificios se conserva la antiquísima tradición popular, credos, símbolos eíconos de gran valor. Una de ellas es "la Sociedad Central de Beneficencia China Tonghui Chongkoc", que se encuentra altermino de esta calle.Estas sociedades surgieron como lugares de reencuentro de los inmigrantes. Cada una de ellas – existe una decena – se creaba de acuerdo al lugar de origen, dialecto o patronímico.
Al cruzar las portadas de hierro de la Beneficencia Tonghui Chongkoc, se observa un salón principal con las paredes cubiertas de fotografías impresas en cerámica. Rostros en blanco y negro de los fundadores y colaboradores de esta antigua institución.
A la salida, se percibe el inconfundible olor de la comida china. Son famosos los chifas San Joy Lao, Wuon Koc, Fung Yen, Wa Lok, Chun Koc Sen, Salón China, Chinatown y el Salón Capón.
Como un pequeño universo dentro de la ciudad,personajes, olores, sabores, escrituras, diseños y tradiciones se mezclan en el Barrio Chino, en una expresión de mestizaje y cosmopolitismo.
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